Desde los atentados de las torres gemelas de Nueva York en 2001, somos conscientes de que un nuevo terrorismo amenaza nuestra seguridad global. Un terrorismo en el que no son necesarias ni las estructuras más o menos permanentes, ni los comandos estratégicos a los que estábamos acostumbrados. El actual terrorismo yihadista cuenta, según previsiones que manejan las autoridades europeas, con entre 3000 y 4000 individuos dispuestos a coger una metralleta, cargar una mochila llen…a de goma2 y llevarse a quien pille por delante movidos por el odio a los valores, a la cultura, a los principios generales de nuestras sociedades. Por eso, el atentado de París es un ataque al corazón de las libertades y al modelo de convivencia del conjunto de los europeos. Por eso, hoy, todos somos Charlie.
La UE tiene que reaccionar. Pero no sólo desde el punto de vista del endurecimiento de las penas como ha anunciado el gobierno español en algo que suena más a oportunismo que a eficiencia. Tiene que reaccionar con una férrea defensa de los valores que compartimos como sociedad frente al radicalismo y al terrorismo. Y sobre todo prevenir. La UE debe compartir más información de sus servicios secretos (Renzi ha propuesto unos servicios secretos comunes en la UE), mayor control de fronteras y mayor vigilancia en las “rutas” marcadas que utilizan los terroristas.
Estamos ante una amenaza global e imprevisible a la que tenemos que luchar con unidad, más medios y una mayor y mejor colaboración internacional.