Las elecciones americanas primero y la campaña del Brexit después fueron un coladero de fake news elaboradas intencionadamente y teledirigidas, a través de algoritmos, para inclinar el resultado final hacia una determinada opción preestablecida. No podemos decir que el resultado no fuera democrático, no hubo alteraciones en los resultados con respecto a lo que la ciudadanía introdujo horas antes en las urnas, pero sí podemos hablar de una gran estafa electoral provocada por quienes riegan de desinformación las campañas electorales.
Con estos antecedentes y a tres meses de las elecciones europeas, Bruselas está inquieta. En la capital comunitaria, se sabe que estas elecciones -de por sí dadas a castigar a los partidos tradicionales y a apostar por todo tipo de formaciones electorales- generan el caldo de cultivo idóneo para convertirse en el gran tablero de noticias falsas con fines electorales.
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